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¡Vuelve!


¿Por qué te fuiste? ¿No fue suficiente para ti el cuidado amoroso de Papá?

¿Era demasiado pesado el trabajo diario? ¿O fue tu delirio de independencia?

Sabes, extraño verte en casa, charlar contigo y hablar de las cosas que Papá hace cada día.

Como ayer, por ejemplo, estábamos todos en el campo, cansados de arar la misma tarea de tierra, sin ningún resultado, y de la nada, Papá logró que algunas semillas brotaran, no sé como lo hace, Él es tan sabio y nunca he visto que haga un mal trabajo, todo lo hace bien, al mismo tiempo no deja de sorprenderme como se las arregla para cuidarnos a todos, nunca nos falta nada, y eso que aún está esperando a que lleguen más para adoptarlos como a sus hijos, la casa tiene mucho espacio aún, las habitaciones siempre sobran y están listas para recibir algún nuevo huérfano como nosotros.

¿Recuerdas cuando llegué a casa? Estaba tan sucio y atormentado por mi pasado, no podía más que sentir vergüenza por las manchas de mi ropa y las heridas de mi corazón, pero Papá no dudó en ir a socorrerme, me vio a lo lejos, corrió hacia mi y me abrazó, me dio un beso en la mejilla, y me llamó “hijo” yo pensaba que éste extraño se había confundido, era obvio que Él no sabia con quien estaba hablando, yo no era más que un ser despreciable, ese ladroncillo que se metía en sus campos para robar de sus ganados y sus productos, yo era un adicto conocido en el pueblo y buscado por la ley, pero Papá me llevó a la casa, me lavó las heridas, me dio ropa nueva e hizo un gran banquete.

Al día siguiente me llevó en su auto hacia la ciudad y nos detuvimos en el palacio de justicia, yo me quedé en el auto asustado y Él me llamó por mi nombre, pensé que había sido descubierto y que me encerrarían, pero Papá hizo lo impensable, pagó lo que correspondía a mi fianza, eliminó todos los cargos que había en mi contra, ese mismo día buscó a un abogado y me adoptó, me dio un nombre nuevo y una razón para vivir.

Al llegar a casa me enteré que todos sus hijos habían llegado allí de la misma forma, delincuentes, adictos, vagabundos, prostitutas, nadie tenía un pasado glorioso, sólo un Padre adoptivo amoroso     que les dio un presente maravilloso. Se dice que su único Hijo biológico, nuestro Hermano Mayor, se encargó de pagar un alto precio para que ésto fuera posible, pero tu ya conoces la historia mejor que yo.

No hay día que pase que no te recuerde hermano, tú me diste la bienvenida y me ayudaste a instalarme. No dejo de preguntarme en el por qué de tu partida, si Papá sólo nos ha hecho bien, ¿por qué te fuiste? ¿Por qué pediste tu herencia antes de tiempo y saliste? Entiendo que no somos los mejores hermanos, que a veces esas viejas costumbres de la calle no se van tan fácilmente, pero Papá nos está enseñando a todos a ser como nuestro Hermano Mayor y tú sabes que también tienes mucho que aprender de Él, sólo miramos al cielo esperando que estés bien.

He escuchado historias en el pueblo, de como andabas en la Gran Ciudad (esa de la que Papá tanto nos ha dicho que va a caer algún día) nos han dicho que malgastaste tu dinero en todo lo que ofrecen allí, escuché que tus amigos te abandonaron pues eran falsos, de esos que tienen la mente sólo en lo superficial y pasajero.

Cuéntame hermano ¿de verdad comiste lo que le dan a los cerdos? ¿de verdad no tienes trabajo? ¿de verdad tu ropa está andrajosa y manchada? ¡Ojalá supieras lo mucho que te extrañamos!, Papá siempre está en el marco de la puerta esperando por todos los huérfanos y estoy seguro que tú estas en sus pensamientos, aquí estamos esperando por ti.

¡Hermano vuelve! la mesa está instalada para ti, ¡Vuelve! tu habitación no ha sido ocupada por nadie más y tus ropas están limpias, en el mismo lugar, planchadas y dobladas esperando tu regreso, ¡Vuelve! Papá está dispuesto a recibirte con los brazos abiertos, para darte un abrazo y besar tu mejilla, ¡Vuelve! porque te extrañamos, ¡Vuelve! porque aquí tenemos vendas para tus heridas y medicina para tu enfermedad, ¡Vuelve! porque el corazón no puede vivir si hay falta de amor, ¡Vuelve! porque solo aquí está el alimento que tanto anhelas, el agua que sacia tu sed, la riqueza para tu pobreza, el abrazo que borra tus penas, el perdón a tus faltas, el pago de tu fianza, ¡Vuelve! porque éste es tu verdadero hogar. Hermano mío, no te tardes más...

¡Vuelve!



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