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Solteros en Navidad

Actualizado: 6 ene 2021


Cristianos solteros-Fotografia por Jill Wllington-Joven sola en Navidad
Solteros en Navidad

Diciembre, ¿a cuantas bodas fuiste? Déjame adivinar: ¡muchas! O al menos las viste en las redes, o asististe a través de Zoom, es la historia que se repite cada año (incluso el 2020), tus amigos casándose, comprometiéndose y tú, bueno, eres el que sostiene el cartel o el chico del meme que mientras la pareja se está tomando fotos se come todo en el buffet. Quizás no es tu caso, pero puede ser el caso de un conocido o conocida, ya sabes, esas personas que llamamos “solteros”.

La soltería es pintada en círculos no conservadores como una etapa de “plena libertad y experimentación sexual”, es el tiempo para vivir para el “Yo” y “disfrutar de la vida” mientras que en otros círculos es una etapa “depresiva” en la cual el soltero está “incompleto”, “atrá”, “jamón”, “lento” “quedao”. Ambos extremos son sumamente dañinos (aunque de la primera perspectiva ni hablar), en éste caso nos vamos a enfocar en la segunda perspectiva ya que es obvio que el primer punto de vista es anticristiano, la segunda es la que nos es común a los solteros en las iglesias.


Antes de iniciar quiero aclarar que el presente artículo no pretende un tono imperativo, soy un hombre falible que habla desde su perspectiva, éste tema puede ser escabroso y quizás muchos no estén de acuerdo conmigo, tampoco pretendo abarcar las distintas circunstancias que pudieran presentarse, pero sí es mi deseo que sea un punto de partida para iniciar la conversación, por lo que estoy abierto al dialogo y sugerencias para enriquecer éste tema.

Estar Soltero no es algo malo


Estar soltero no es un pecado, la soltería es nuestro estado natural, ¡sorpresa! venimos solteros al mundo, el cristiano soltero no está incompleto y en el matrimonio no está su complemento perfecto, nuestro complemento se encuentra en Cristo (Col. 2:10), y si Cristo no completa a una persona (lo cual es imposible), su cónyuge no lo hará, nadie ni nada en el mundo lo hará (Lc. 12:15-21).

Si necesitáramos el matrimonio para cumplir la meta suprema de la vida cristiana entonces Jesús estaba incompleto, pero no fue así, Dios estaba enteramente complacido en Jesús (Mateo 3:17), un hombre de treinta años que vivió, murió y resucitó soltero, y aun así es el modelo del hombre perfecto, nuestra meta es ser como Jesús y conocerle plenamente (1Co. 11:1, Fil. 3:14) y para ello el matrimonio no es indispensable pero Cristo sí.


El Matrimonio no es la meta suprema


Nuestros círculos eclesiásticos se han dedicado de manera no intencional a promover el matrimonio como la meta principal del creyente, es cierto que un soltero en condiciones normales debe anhelar el matrimonio, y también es cierto que el matrimonio es el plan natural de Dios (Gen. 2:18-20) y Él obra de maneras únicas, extraordinarias y placenteras a través del matrimonio, pero éste no es la meta suprema de la vida del creyente.

El mayor amor que puedas desear y que necesitas no se encuentra en el matrimonio, se encuentra en Cristo, allí en la Cruz, alguien tomó literalmente nuestro lugar y nos comprendió, nos perdonó, nos amó y fue fiel hasta el final. El Matrimonio no es mas que una imagen que apunta al amor de Cristo por Su Iglesia, esa Persona que nos ama tanto, es la Meta Suprema.


Muchos grandes hombres de Dios fueron solteros (el apóstol Pablo o John Stot por ejemplo) otros murieron antes llegar al Matrimonio (como David Brainerd, Robert Murray M´cheyne) ¿fueron menos hombres y mujeres de Dios que los que estaban casados? no ¿Murieron incompletos? Por supuesto que no, pero ésta forma de pensar en las iglesias ha creado un ambiente incómodo para los solteros y solteras creyentes, un ambiente de presión social que en muchos casos termina mal, si estos solteros no son bien orientados se sienten empujados a iniciar una relación con una persona sin la debida preparación y sin escoger a la persona correcta, o peor aun, crean una relación en estado intermedio, ficticia y sin dirección para acallar los comentarios de la gente.

Si bien cada quien es responsable de sus actos, los lideres de las iglesias deben de estar atentos al desarrollo de relaciones infructuosas en sus congregaciones y proteger a sus solteros de transitar semejantes caminos.

La Iglesia y la Soltería


Es común ver en algunas iglesias hacer actividades de jóvenes para “que se enamoren”, algunas con intención implícita y otras de manera más abierta, campamentos, cultos unidos y otras actividades se ven empapados por este efecto de “aquí puede estar tu oportunidad” éstas actividades no son malas, y no es malo aprovechar estos eventos para conocer a esa “persona especial” (si no es así ¿como podría un cristiano conocer a una chica cristiana?) pero es lamentable ver que muchas de estas actividades son empañadas por el alto énfasis que se hace en éste tema debajo del escenario, a veces le robamos la solemnidad y la reverencia a algunas reuniones por traerlo a colación, no que sea irreverente hablar de noviazgo, es que poner demasiada atención en el mismo.


No es mi intención generalizar pero no vemos tanto esfuerzo en promover la entrega total a Cristo ó la vida de misión, no se le está enseñando a los jóvenes a abrazar la soltería como un regalo de Dios para utilizarla para Su gloria (1 Cor. 7:32-33), no les estamos enseñando a utilizar ese tiempo de soltería para crecer en Cristo y buscarle, conociendo Su Palabra y Su persona e imitando Su caminar, no estamos enseñando a nuestros jóvenes a dedicarse por entero en un tiempo que es único en la vida y mucho menos no se les está enseñando a esos jóvenes a escoger bien y a ser los hombres y mujeres de Dios que su futuro cónyuge necesitará. No quiero decir que no exista una iglesia que sea la excepción, pero entiendo que pocas escaparían a este análisis.

La soltería es un Regalo

Ser soltero es un regalo de Dios y es un tiempo de preparación, es un regalo porque es quizás el único momento (salvo algunas excepciones) en el que podemos dedicarnos por entero a nuestro Señor y hacer sacrificios que en un matrimonio no podríamos, la soltería es nuestra oportunidad de profundizar con Dios y dejar que Él moldee nuestro carácter de una manera especial (1 Co. 7:35), también es un tiempo de preparación porque forjamos las disciplinas espirituales y terrenales que nos moverán a ser los cónyuges que debemos ser para la gloria de Dios el beneficio de nuestra pareja.

Es lamentable ver tanto enfoque en el deleite y el placer del regalo del matrimonio que se olvida el deleite y el placer del regalo de la soltería, un periodo de Gracia, un periodo de crecimiento, un periodo de conocimiento y de intima profundidad en nuestra fe, debemos de sentarnos y recapacitar en cómo estamos viviendo el evangelio, ¿Se ha convertido el cristianismo en un espacio vacío que debemos llenar con una relación amorosa? ¿No es nuestra relación con Cristo superior a los deleites terrenales? ¿No es mejor para un matrimonio y más saludable tener los cimientos de Cristo desde la soltería de tal modo que nuestro principal propósito y meta sea realmente glorificar a Cristo?

Las relaciones románticas se han convertido en un ídolo dentro de las iglesias tanto desde la perspectiva de los solteros como de muchos casados, muchos piensan erradamente que al casarse encontraran la felicidad plena y que muchas de sus tentaciones se acabarán, otros lo muestran como si ese fuera el caso, pero si mostramos el matrimonio como lo que no se supone que debe ser (un sustituto de Cristo en vez de un reflejo del amor de Cristo por Su Iglesia) las expectativas serán tan altas que decepcionaran a los matrimonios jóvenes y solteros que anhelan casarse, pero si el principal deleite, enfoque y propósito de éstas parejas es la gloria de Dios y crecer en Su Gracia entonces tendremos matrimonios fuertes.


No desperdicies tu soltería


Lo que eres en la soltería se magnificará en tu matrimonio, no es un tiempo para desperdiciarlo en niñerías, debemos esforzarnos para madurar y fortalecer esas áreas débiles de nuestras vidas, no me malinterpretes, cuando digo que la soltería es buena no te estoy dando una excusa para justificar un tiempo de soltería basado en la búsqueda de tus sueños de independencia y emprender la huida a las responsabilidades y la sumisión del matrimonio, sino para que aproveches este tiempo dándole gloria a Dios y alistarte para ser un buen esposo o esposa.

Una comunidad que impulse a los solteros


El papel de la iglesia debe ser un ambiente que acoja a los solteros y los empuje a su máximo potencial de crecimiento y dedicación al Señor y Su obra, nuestros solteros deben estar aprendiendo más del Señor y estar en el campo misionero, capacitándose y ejercitando sus dones, no deben sentir que los presionamos para que se casen sino que los animamos a crecer a un ritmo prudente y conforme a las Escrituras, así cuando llegue el día de su casamiento puedan forjar matrimonios y familias fuertes que honren verdaderamente a Dios y no simplemente estén unidos por un papel.


Una iglesia así sera un soporte significativo en aquellos casos en los que un soltero no encuentre un cónyuge (sea por un llamado del Señor o porque la Providencia le ha hecho esperar un largo tiempo) pues ese soltero o soltera no pensará que está incompleto ni se sentirá presionado sino que usara esa soltería con sabiduría motivado por una comunidad que ha sido instruida correctamente en cuanto a la soltería.


Conclusión


Mi objetivo con este artículo no es devaluar el matrimonio, no me malinterpretes, el matrimonio es sumamente bueno, es el plan de Dios y Él se glorifica grandemente a través de Él, lo normal y común es que todo soltero anhele casarse, éste escrito no pretende apagar ese anhelo sino avivarlo, sólo que de la manera correcta.


También debo aclarar que ciertamente muchos se escudan en la obra de Dios como una excusa bajo la idea de una soltería permanente para no asumir el rol, el sacrificio al “Yo” y el compromiso del llamado matrimonial (éste es un tema largo que podemos tratar en otro artículo) pero es mejor una buena soltería que un mal matrimonio, lo que propongo aquí no es una vida que justifique la soltería irresponsable y escurridiza, sino una soltería según Cristo, comprometida con Él y Su obra, enfocada en prepararse para el matrimonio.


Un buen matrimonio se forja en la etapa de la vida en la que estamos solos, la manera en la vivimos para Dios hoy dará sus frutos en el mañana y si no glorificamos a Dios estando solteros, ¿cómo lo glorificaremos estando casados? Por su puesto siempre habrá excepciones, pero es bueno entender que nuestra carne no desaparecerá mágicamente con el “sí acepto” si el matrimonio es una lucha, el campo de entrenamiento es la soltería.


Algunas preguntas para reflexionar


Si eres soltero:


De acuerdo a lo que has leído ¿Estás aprovechando tu soltería?


¿Te estás nutriendo en las siguientes áreas?

  • Lectura Frecuente de las Escrituras

  • Tiempo de Oración constante

  • Trabajo diligente en la Obra del Señor

  • Estudios Universitarios o Estudios técnicos

  • Manejo de mis finanzas

  • Empleo Estable

  • madurez emocional


Si eres casado:

¿Cómo puede mi actitud influir positivamente en el crecimiento de los solteros de mi congregación?


¿He aportado a la presión social de los solteros a mi alrededor?

¿Oro por las luchas de los solteros y por su crecimiento espiritual?

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