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Milagro en la Celda 7: Cuando nos falta el evangelio y no lo sabemos



"Lingo Lingo!- Şişeler!"

Si estás en cuarentena el dia en el que realicé ésta publicación seguramente has escuchado de la “película turca que es trending” como la llamó un amigo mío, Milagro en la celda 7 es una de esas películas que en otras palabras de mi amigo “provoca pajitas en la habitación que inevitablemente se entran en el ojo”.

Dirigida por Mehmet Ada Öztekin “Milagro en la Celda 7” (Yedinci Kogustaki Mucize) es la adaptación turca de su homónima Surcoreana la cual cuenta la historia de Mehmet o “Memo”

(interpretado por Aras Bulut İynemli) un adulto con discapacidad intelectual quien es el padre de Ova (interpretada Nisa Sofiya Aksongur) una pequeña e inocente niña que debe ser testigo del encarcelamiento de su padre por un crimen que él no cometió.

Ésta es literalmente un película que mueve tus entrañas y te llega al órgano palpitante que bombea la sangre a tu cerebro, en palabras de mi padre quien con la mano en el pecho me dijo: “esa película me llegó ahí” y es que es difícil no ser conmovido por la ternura de Ova o el abuso cometido hacia Mehmet (Memo) eso sin ignorar el vinculo paternal entre Ova y Memo así como su relación con la abuela. Es definitivamente una película que vale la pena ver y en estos tiempos de muchas películas de superhéroes y dramas cargados con una agenda ideológica enfermiza, como ésta hay pocas.

(Spoiler Alert: Si no has visto la película y has llegado hasta este punto te recomiendo que la veas y regreses a leer el post cuando termines, pues estaré revelando algunos datos que podrian arruinarte la trama y no quiero eso para ti.)

Almas encarceladas llorando por un milagro

Si hay algo que llamó mi atención fue lo profundamente espiritual que es ésta película (más de lo acostumbrado para la mente occidental) ésta película trata preguntas importantes para el hombre, comprendo que dentro del contexto islámico turco es de entender que surjan cuestiones así en un filme, pero quedé a la vez impactado por la puesta en escena de lo que yo llamo “una necesidad latente del evangelio”. Aquella escena en la que nos presentan a los presos de la celda 7 y sus distintas problemáticas, vemos la discusión de un grupo de hombres que juegan en una mesa mientras le recuerdan a un chico la pérdida de su amor, la causa principal de su intento de suicidio, un viejo maestro musulmán (Imam) responde a la pregunta constante de sus presos: ¿a donde iré cuando muera? Este mismo maestro no daba muchas esperanzas con sus respuestas en especial al suicida, también un hombre triste sumergido en su angustia mirando una mancha en la pared. En otra escena vemos a Ova entrar a la celda 7 y cada uno de los presos se expresa sobre la causa de su encarcelamiento mientras Memo interrumpía diciendo: “es pecado es pecado” ellos se referían a sus delitos como una “enfermedad” de la que debían ser curados con el propósito de no usar un lenguaje inadecuado con Ova. Esto me lleva al primer punto:

1.-En la ausencia del evangelio el pecado toma un nombre más ligero pero no quita el peso de su condena.

Es por eso que estos presos no dejaban constantemente de pensar en su destino eterno, unos pensaban que sus pecados eran demasiado grandes para ser perdonados incluso entrando al cielo y otros simplemente se rendían bajo la idea de que Dios existiera y se preocupara por ellos. Lo cierto es que el pecado no es una enfermedad, es nuestra mayor catástrofe y la causa de todos los males en esta tierra (incluyendo ésta pandemia) y sobre todo nos ha hecho enemigos de Dios, ciegos a Su verdad y adoradores de cualquier cosa menos de Él. Todos somos pecadores y los que están en esta condición viven presos en la celda 7 de la vida, jugando, bebiendo Çay (té turco) aparentemente disfrutando pero presos de sus deseos y pasiones, sin libertad alguna, sin posibilidad de salir, esclavos del sistema, a diferencia de aquellos presos que no tenían seguridad de a dónde se dirigían, el pecador no arrepentido tiene un destino seguro: la condenación eterna. Romanos 3 lo deja bien en claro en sus versos 10-12:

“Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.”

Y el verso 23 nos dice:

“....por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”

Dicho esto podemos pasar al siguiente punto:

2.-En ausencia del evangelio el hombre confía en las obras pero siempre será necesario el sacrificio de un sustituto para quitar la condena.

El hombre que sólo miraba la mancha en la pared le dijo al maestro Musulmán: “No creo que ni aun yendo al cielo mi hija podría aceptarme”-El maestro musulmán le respondió: “ganarte el cielo rehaciendo el bien, salvando niños” (Paráfrasis).

Interesante la conclusión de éste maestro, el pecador condenado debía sustituir su mala acción con buenas obras opuestas a las malas, pero eso no restauraría la mala obra ya perdida ni el peso de su pecado, la Palabra de Dios es clara Efesios 2:9-no por obras para que nadie se gloríe- nuestras obras no pueden salvarnos pues estamos llenos de pecado hasta la médula, tenemos en nuestros genes una catástrofe que inició antes de nuestra concepción, necesitamos una obra que pueda sobrepasarnos en el tiempo, alguien eterno que pueda reiniciarnos, un ser Todopoderoso que pueda hacernos nacer de nuevo, aun si no podemos entrar otra vez al vientre de nuestras madres ¿podría ese alguien hacer una obra que comience desde cero y que quite nuestra condena? ¿Podría pagar nuestra deuda delante de Dios? Eso haría que nuestra cuenta quede en blanco y empezaríamos de nuevo.

La Biblia dice que el pago por el pecado requiere derramamiento de sangre -Hebreos 9:22- entonces ese alguien tiene que morir, tomar nuestro lugar.

De manera curiosa Memo es enviado a la horca, debe ser colgado en un madero para expiar un crimen que él no cometió-matar a la hija de un comandante- pero algo extraño sucede, aquel hombre que solo miraba a la mancha en la pared de la celda, que sí había matado a su hija, toma el lugar de Memo esa fría noche y muere como su sustituto, el culpable por el inocente paga el precio justo de su castigo esperando hallar redención.

Esa sería la historia tuya y mía si el evangelio no existiera, pues en la Cruz sucedió opuesto, donde tú y yo debíamos pagar nuestras culpas y morir por nuestros pecados, allí murió el inocente sustituto, el perfecto e inmaculado Hijo de Dios, el Eterno, quien es el Alfa y la Omega, cuyos orígenes no se pueden calcular, en la cruz Jesús nos reinició, puso nuestra hoja en blanco, pagó el precio, y sólo poniendo nuestra fe en Él y en la eficacia de Su obra podemos nacer de nuevo, porque Él resucitó al tercer día asegurándonos la derrota de la muerte y del pecado. A diferencia de aquel hombre Jesús murió por mis pecados, no por los suyos, pues el no tenia-Hebreos 4:15- Jesucristo es nuestra propiciación-1 Juan 2:2-Nuestra Paz-Efesios 2:14-Nuestro Mediador-1 Timoteo 2:5-Y nuestro Salvador -Lucas 2:11- conocerlo a Él nos hace libres- Juan 8:32-36-. Por la fe en Él somos hechos hijos de Dios-Juan 1:12-Y no cantamos “¡Lingo lingo!”, sino que por el Espíritu ahora cantamos ¡Abba Padre!-Romanos 8:15.

Sí, hay una historia mucho más conmovedora que la del Milagro en la celda 7, es la historia real del milagro de la redención, obrado en la Cruz del calvario por Aquel que nos sacó de la celda del pecado y nos trasladó a Su Reino sempiterno.

 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

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